A Juana la embarga una mezcla de alegría, nostalgia y orgullo, al dejar su lugar de trabajo. Alegría porque disfrutará más tiempo al lado de los suyos; nostalgia y orgullo por todo lo vivido.
Por Lady Olivares. 12 noviembre, 2019.Juana García de Vergara se muestra muy satisfecha por haber cumplido a cabalidad sus objetivos de vida. Ahora, aunque ni siquiera ha cumplido los 60 años de edad, cree que ya es momento de alejarse de la UDEP, en la que deja una estela de trabajo bien hecho en el área en la que siempre estuvo: Limpieza y Mantenimiento.
Hace más de 30 años, las trabajadoras de limpieza de Campus Piura eran las más madrugadoras de la universidad. Entraban a las 5:00 a. m. y, como la mayoría vivía en Los Algarrobos, muy cerca de la UDEP, venían en grupo.
Juana recuerda que cierta vez vino sola, y en medio de los arenales en el que actualmente se encuentra el pequeño bosque seco, recordó el rumor que, en broma, habían hecho circular sus compañeras: “un jinete sin cabeza montado en su caballo se aparece por esos linderos”. Con temor, apuró el paso y cuando ya había caminado unos tres minutos, la presencia de un jinete en su caballo la puso al borde del infarto, emprendiendo las de ‘Villadiego’ hasta perder el rumbo. El jinete la alcanza y le dice: “Señorita no se asuste, soy Pelagio Siancas, el vigilante de la madrugada. El camino no es por ahí”. A Juana le regresó el alma al cuerpo y retomó el camino, no sin antes soltar nerviosas y sonoras carcajadas.
Desde aquellos tiempos, Juana siempre sonríe, aunque se presenten problemas. Sus compañeras de trabajo comentan que ella suele decir: “La sonrisa indica que uno tiene el espíritu joven y el corazón vivo”. Eso es lo que procura día a día. Es muy responsable y puntual, siempre trató de no fallar en las responsabilidades que le asignaban, nos dice su compañera Melchora Ipanaqué.
“A Juana, la consideramos una madre guerrera que ha sabido sacar adelante a sus 4 hijos, Víctor, egresado del programa de Contabilidad de la UDEP y que trabaja en Chile; Cristhian Manuel, egresado de la Facultad de Ingeniería, Luis Alberto que es operador de maquinaria pesada y Elizabeth, contadora también egresada de la universidad, donde fue del tercio superior. Ella actualmente ejerce en una empresa paiteña”, nos cuenta Melchora.
Sus hijos siempre la han considerado como una súper mamá que siempre está al pendiente de todo lo que pasa en casa. Ellos, precisamente, la han convencido de que ya es hora de disfrutar de un merecido descanso, pese a que Juana nos dice que aún tiene fuerzas para seguir trabajando. “Pondré un pequeño negocio en mi casa y como sé de manualidades, veremos cómo me mantendré activa”, comenta sonriendo.
Juana fue despedida de su centro de trabajo en sencilla pero emotiva ceremonia presidida por el rector Antonio Abruña, quien le entregó un cuadro de la Virgen como recuerdo. “Estamos muy satisfechos y agradecidos por lo que has hecho en la UDEP desde tu llegada, en 1987. En particular, por tu actitud positiva frente los problemas, y por haber trasmitido a tus compañeras la importancia de buscar una vida plena y mantener un corazón vivo, has sido una inspiración importante para ellas. Sabes que este campus ha sido, es y seguirá siendo tu casa. Ten por seguro que siempre te recibiremos con los brazos abiertos”, expresó.
Sus compañeras de trabajo estuvieron en este acto, en medio una evidente tristeza provocada por el alejamiento de una de sus “hermanas” de quien extrañarán su viva sonrisa y su disposición al trabajo. ¡Éxitos y felicidades en el nuevo camino que emprendes!, desearon todas a Juanita.